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Nueva York.– Mitt Romney, el candidato republicano, establece nuevas marcas con cada una de sus presentaciones públicas. Su campaña será motivo de estudios en muchas escuelas de ciencias políticas. Antes, los candidatos solían presentarse ante el público para aumentar sus simpatías, Romney cambió eso.
Para muestra, dos botones.
En Florida Romney tenía una tasa de rechazo de 29% en enero, pero la cambió de manera progresiva; para mayo aumentó a 35% y hoy es de 48%. En Ohio 34 % lo rechazaba en enero, 37% en mayo y hoy lo desprecia el 49%. Y logra todo esto sin esfuerzos, presentándose tal cual es.
Florida y Ohio eran estados de votantes “indecisos”, hoy el presidente Barack Obama le lleva más ventaja en todos esos lugares que donde los electores ya estan definidos.
Hay más.
Publicando su planilla impositiva Romney reveló informaciones que le quitarán muchísimos votos derechistas y patrióticos. Invirtió en compañías que trabajan con células madres y otras que fabrican anticonceptivos, incluída la controversial píldora del día después Plan B. En público, sin embargo, condena todo eso buscando votos ultraderechistas.
Metió dinero en corpraciones petroleras de China que explotan pozos iraníes, saboteando el embargo económico estadouindense contra Irán. Invirtió en Credit Suisse y otros bancos multados por violar el embargo contra Irán. Y en empresas chinas sometidas a la justicia por violar los derechos de propiedad intelectual de compañías estadounidenses.
Su campaña nafraga en el mar de las contradicciones, con una asombrosa coherencia de la estupidez, sus últimas palabras siempre son más idióticas que las anteriores. Es de esperar que en los debates presidenciales, que empiezan este miércoles, supere sus idioteces pasadas.
Las declaraciones Romney constituyen una antología del disparate, son el mejor ejemplo de lo que debemos hacer para perder las elecciones, parece que Obama ganará sin oposición.