Nueva York.- El nacionalismo bastardo, ilegítimo, patrioterismo, junto al antiimperialismo oportunista, son corruptelas del auténtico nacionalismo utilizadas por populistas desesperados intentando impedir el irreversiblemente al fin de sus gobiernos.
Las historias de Rafael Leonidas Trujillo, Joaquín Balaguer y Manuel Antonio Noriega, demuestran que son intentos inútiles, son puras “patadas de ahogados”.
Cuando la Organización de Estados Americanos, (OEA) impuso sanciones contra Trujillo, por atentar contra el presidente venezolano Rómulo Betancourt, nacieron el nacionalismo bastardo, y el antiimperialismo oportunista.
Trujillo denunció la “injerencia estadounidense” en nuestros asuntos internos, todo fue inútil, nadie pudo salvarlo, el 30 de mayo de 1961 “mataron al chivo en la carretera”.
Tras perder las elecciones 1978, Joaquín Balaguer no quería entregar el poder. Washington lo presionó, pero Balaguer y sus generales esgrimieron el nacionalismo bastardo, rabioso. Asumieron el antiimperialismo oportunista, fue inútil, entregaron el poder. En Panamá, cuando el general Manuel Antonio Noriega cayó en desgracia con Washington, se proclamó “líder nacionalista y antiimperialista latinoamericano”, pero lo amarraron.
Un grupúsculo denominado “Fuerza Boschista”, llamó al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) a la “unidad patriótica contra la injerencia extranjera”. Cuando el expresidente Leonel Fernández le cambió nuestro oro a la Barrick Gold, por una plaquita de “Estadista de las Américas”, la “Fuerza Boschista” estaba ocupada picoteando.
Euclides Gutiérrez Félix, mi peledeísta favorito, dijo que Washington “ya o quiere” al PLD gobernando.
Euclides sabe lo que dice, fue diputado de Trujillo, vivió el auge de la tiranía. Y su caída, como jefe de prensa de Radio Caribe, la última bocina del nacionalismo bastardo y el antiimperialismo oportunista trujillista.
No apoyar las “patadas de ahogados”, del grupo decadente es “traicionar a la patria”, porque ellos son la “patria”. Cuando combinan antihaitianismo, nacionalismo bastardo y antiimperialismo oportunista, la historia lo demuestra, es inevitable, “el fin pronto vendrá”.