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Nueva York.-La portada del Daily News del sábado pasado aclaró dos misterios estadounidenses y dominicanos, ¿por qué producimos tan buenos peloteros mientras ellos producen tantos pistoleros?.
La foto muestra un niñito, menos de dos años, sentado jugando, intenta comerse una pistola de juguete, tiene un fusil al hombro, sombrero militar, varios cinturones de balas y granadas entre las piernas. Adan Lanza se crió jugando con armas, su padre Peter Lanza lo llevaba a disparar celebrando su cumpleaños.
A los 20 Adan tomó una escopeta de su madre, Nancy Lanza, le voló la cabeza, cogió otras armas y salió. Caminó hasta Sandy Hook Elementary School, en Newtown, Connecticut, masacró 20 niñitos de primer grado, seis adultos y se suicidó.
A muchísimos niños estadounidenses los crian glorificando las armas de fuego, algunos fingen disparar contra quienes los hacen enojar, las armas son formas “legítimas” de expresar emociones.
Bates y pelotas plásticas son los primeros regalos de muchos padres dominicanos a sus hijos, al menos eso ví en mi batey natal, el Ingenio Consuelo. De ahí salieron muchas de las principales estrellas del béisbol dominicano. Cuando se paran solos, los padres llevan a los niños al parque y le tiran la bola para que bateen.
Enseñándoles a jugar, producimos muy buenos peloteros de Grandes Ligas, enseñándoles a disparar, los estadounidenses producen pistoleros que ametrallan escuelas, universidades, centros comerciales y otros lugares.
Las leyes de control armamentista solamente no evitarán los pistoleros y sus masacres. Lo más importante, seguro y duradero sería cambiar la cultura, prohibir el mercadeo de armas a los niños como prohibimos mercadearles tabaco, alcohol y drogas ileales. Sacar los “juguetes” bélicos del mercado, ningún niño debe “divertirse” fingiendo matar personas.
Sin esos cambios, tan esenciales como improbables, los estadounidenses seguirán produciendo pistoleros y en Consuelo seguiremos produciendo peloteros.