Nueva York.-Al normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba, el presidente Barack Obama tomó una decisión transcendental, dejó un legado político, y salvó su presidencia de la irrelevancia total. Las negociaciones tomaron 18 meses, iniciaron en junio del 2013, un mes después de la muerte de Hugo Chávez.
El presidente Raúl Castro evitó un segundo “periodo especial”, así le llaman a la crisis que siguió al colapso soviético de 1989, hasta que llegó Chávez. Obama demostró decencia y coraje, respetó la dignidad de Cuba, e hizo lo correcto excluyendo al “Buró Anticubano” (el comité de Relaciones Exteriores del Senado) del proceso.
Al senador demócrata cubano-americano Robert –Bob- Menéndez, actual jefe del “Buró Anticubano”, lo excluyeron del asunto.
Menéndez perdió respeto, relevancia y credibilidad luego de varios escándalos envolviendo niñas prostitutas dominicanas, y el posible tráfico de influencias por dinero con el médico dominico-americano Salomon Melgen. Desde enero, cuando pierda la presidencia del comité, pueden venir días difíciles para Menéndez.
La normalización de las relaciones cubano-estadounidenses tendrá profundas consecuencias. Quebró el anticastrismo como “ideología-negocio”, esa gente tendrá que buscar empleos.
A Castro se le acabó la retórica “anti-imperialista”.
El martes 16 Castro se acostó con el Presidente Nicolás Maduro en Caracas, el miércoles 17 amaneció con Obama en Washington. Maduro debe decirle, “si te vas, me voy contigo” y arreglarse con Obama, pero le falta inteligencia al pobre hombre.
Cuba cambiará el turismo caribeño.
Los $7,500 millones que reciben los dominicanos del turismo se reducirán, mientras deben pagarle $4.000 millones a Goldman Sachs por la factura petrolera. Ellos pagaron la gasolina más cara del mundo, pero el dinero nunca llegó a Venezuela ¿la pagarán otra vez? ¿Qué harán quienes se robaron la marca cubana “Cohiba”? Ahora hasta firmarán menos peloteros dominicanos, porque hay cubanos disponibles. Cuba cambiará muchas cosas más.