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Nueva York.-El presidente George Bush padre le entregó el poder a Bill Clinton en1992, en el 2.000 Clinton se lo devolvió a George Bush hijo. En el 2008 Bush hijo no se lo devolvió a Hillary Clinton, esposa de Bill, porque su campaña implosionó, ganó un desconocido senador de Illinois, Barack Obama.
En el 2016 volveremos a la “normalidad”, quizá Obama, ese accidente de la historia, le devolverá el poder a sus “legítimos dueños” un Clinton, o un Bush.
Hillary se perfila como candidata demócrata y el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, como candidato republicano. El futuro enfrentará a Chelsea, hija de los Clinton con Goerge Prescot, hijo de Jeb, y a sus próximas generaciones.
La grandeza estadounidense frente a la vieja Europa fue que aquí el poder económico y político no se heredaba. Entre europeos los barones, condes y otros “nobles” son importantes e influyentes no por sus propios esfuerzos, lo son por sus privilegios heredados.
Hoy la mitad de los estadounidenses más acaudalados heredaron sus fortunas, según Paul Krugan, el premio Nóbel de Economía y columnista de The New York Times. La otra mitad que construyó fortunas trabajando tiene edad avanzada, pronto morirá y las grandes fortunas estadounidenses, como las europeas, serán heredadas.
El nepotismo político Clinto-Bush construyó dos dinastías que mantienen una brutal concentración del poder político en manos de solo dos familias, donde somos 320 millones de habitantes. Eso hace que el 1% controlando la economía contra el 99% de nosotros, represente el mejor ejemplo de “democracia participativa”.
La nobleza estadounidense declarará guerras defendiendo o explandiendo sus herencias y privilegios, mientras las dinastías pondrán su ejército de serviles, “activistas políticos”, para hacer sus campañas electorales.
Como siempre “elegiremos libremente”, a un Clinton o un Bush, practicando esa “democracia representativa”, construiremos la plutocracia perfecta.