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Nueva York.––Las filtraciones de documentos secretos del Papa Benedicto XVI y todo el escándalo, le explicó El Vaticano a los fieles y al mundo, es obra del mismísimo Diablo. El perverso sujeto sigue haciendo diabluras. El cardenal neoyorquino, Timothy Dolan bendijo la convención de las mentiras del Partido Repúblicano. Desde el podium donde su excelencia reverendísima roció bendiciones y agua bendita, se dijeron más mentiras por palabras pronunciadas que en ningún otro lugar y momento de la historia. Estabecieron nuevas marcas mundiales de mentiras pronunciadas por minutos de transmisión radial, televisiva y cibernética.
La manipulación de hechos y palabras es una parte esencial del language politico; desde hace tiempo toleramos determinado nivel de medias verdades, verdades torcidas y mentirillas. La convención republicana fue una pasarela de mentiras en tangas, minifaldas y descaradamente desnudas. Muchos medios coinciden en que el candidato vicepresidencial, Paul Ryan, mintió con descaro olímpico.
En Fox News los pobres derechistas pierden terreno frente a nuevas voces ultraderechistas. Según Sally Kohn, una contribuidora del canal, “el discurso de Ryan aparentemente fue un intento de establecer el record mundial de la mayor cantidad de mentiras descaradas e interpretaciones torcidas incluidas en un discurso político. En esa medida, mientras Romney corría en las Olimpiadas, Ryan ganó el oro.” Según The Washington Post fue un “un discurso asobrosamente deshonesto”. Para Joan Walsh de Salon.com tuvo una “deshonestidad impresionante”. En la revsita The New Republic, Jonathan Cohn tituló: “El discurso más deshonesto pronunciado jamás en una convención”.
Sólo el mismísimo Diablo hace que en la sagrada convención del Santo Partido Republicano de Dios, violen descaradamente el noveno mandamiento: No Levantarás Falso Testimonio”. Los republicanos saben que diciendo la verdad perderán y no están dispuestos a perder, por eso mienten sin escrúpulos, como lo recomienda Joseph Goebbels: “miente, que algo queda”.