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Nueva York.–George W. Bush empujó la nación por un barranco, con Barack Obama bajamos al fondo e iniciamos el lento ascenso, ya estamos saliendo por el otro lado. Obama sólo tiene 18 meses para construir su legado, tras las elecciones congresuales, su presidencia caerá en la irrelevancia.
Los republicanos apoyaron sus primeras iniciativas mientras recogía platos, vasos y botellas rotas en la parranda de Bush. Históricamente los negros limpian después de las fiestas de los blancos, hasta ahí todo iba bien, pero Obama “se excedió”.
Con la reforma sanitaria, aprobada en abril del 2011, los republicanos se sintieron “traicionados”.
Si aceptamos que dentro de la cabeza de los republicanos el poder les pertenece, entenderemos que los presidentes demócratas son “ilegítimos”, Obama es negro, ilegítimo, y “traicionero”. Lo condenaron al fuego eterno y putrefacto del infierno republicano.
Lo bloquearon en el Congreso, Obama no puede ni hablar de la reforma migratoria, esa es una iniciativa de senadores republicanos, si intenta interferir, bloquearán la propuesta.
Pasó en el Senado, controlado 55-45 por los demócratas, falta la Cámara de Representantes, controlada 233-201 por los republicanos.
Estúpidos no son, John McCain empujó una generosa reforma migratoria, pero solo consiguió 31 por ciento de los votos latinos. Legalizar a 11 millones de indocumentados no le garantizará votos a los republicanos, ellos no cambiarán su plataforma.
Obama está condenado a la irrelevancia total, y enfrenta un escalofriante “palos si bogas y palos si no bogas” en Siria.
Sin intervenir, no debe permitir que Siria se desintegre. Eso enfrentaría a Israel, Palestina, Irak, Líbano, Turquía y Jordania, en el Armagedón, con armas químicas y nucleares, en la región más tensa, fanatizada y volátil del planeta.
Todos perderemos.
Semejante catástrofe mundial sería el más funesto de todos los legados posibles, Obama debe evitarlo a cualquier precio.