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Nueva York.––Para “balancear el presupuesto” el gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walker, eliminó el derecho a la negociación colectiva de los empleados públicos. Sindicalistas y políticos demócratas respondieron ocupando el capitolio, la sede del gobierno en Madison, la capital estatal durante varias semanas la primavera pasada. Luego recogieron firmas, convocando a las elecciones especiales de éste martes cinco para destituir al gobernador. Si Walker gana, como auguran las encuestas, será la nueva super estrella derechista nacional, injectaría energía en la campaña de Mitt Romney. Su triunfo sería catastrófico para sindicalistas, demócratas y las posibilidades reeleccionistas en el estado. Pondría en marcha una máquina demoledora del sindicalismo nacional.
Desde el año 2.000, cuando la Suprema Corte de Justicia designó a George W. Bush como presidente, el alto tribunal mantiene una participación activa en la política nacional. Este mes emitirá, entre otras, dos decisiones de extraordinario peso político en medio de la campaña presidencial. Durante las audiencias de la primavera, los jueces dejaron entre ver su posición en torno a la ley de reforma al sistema sanitario y la ley anti-inmigrante de Arizona.
Podrían fallar contra la reforma sanitaria, quedarán sin cobertura millones de adultos jóvenes menores de 27 años, estudiantes y desempleados, cubiertos ahora en el seguro de sus padres. Los estrategas presidenciales deben tener lista la campaña para movilizar ese grupo, jóvenes y padres, a votar por Obama para “arreglar la cuestión”.
Esa esperanza será mejor que nada.
Si apoyan la ley de Arizona, muchos estados aprobarán leyes igualmente caprichosas y leoninas, creando un laberinto legal inmanejable, forzándo una reforma migratoria apresurada, desfavorable para indocumentados. El futuro del seguro médico, la reelección, los sindicatos, los inmigrantes y otras cosas, comenzará a decidirse ahora en junio. Cada una, de manera individual y colectiva, terminarán influenciando las elecciones dede noviembre.