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Nueva York.—Cuando teníamos una economía “fundamentalmente sólida”, hace cuatro años, la campaña electoral costó poco más de $1.000 millones. El presidente Barack Obama y el candidato republicano John McCain gastaron en promedio unos $500.000 millones. Hoy llevamos cuatro años sumidos en una “crisis” que generó millones de despidos y agresivos recortes presupuestarios. Obama y el candidato republicano, Mitt Romney, tienen el descaro de gastar en sus campañas más del doble de lo que se gastó durante los “buenos tiempos” económicos.
Los banqueros siguen devengando super sueldos, con unos bonos extraordinarios y los politicos se aseguraran exactamente lo mismo. La palabra “crisis” describe lo que le ocurre a la gente de abajo, a quienes perdieron sus empleos, viviendas y hasta las esperanzas. Esa gente, sin embargo, acudirá a las urnas “esperando” que sus “votos” produzcan “cambios.”
Y lo más espectacular de toda la cuestión es que con la plata que se están gastando Obama y Romney, convirtieron la campaña en un debate de naderías. Los temas mas irrelevantes del mundo son discutidos en esta campaña. Que si Romney mostrará los archivos de sus pagos impositivos de hace 10 años. O si es cierto que Obama cree que los empresarios generan sus riquezas solos o con la ayuda de la sociead. Eso es lo que estan discutiendo los tipos.
Ni hablan de regulaciones bancarias para frenar a los banqueros que manipulando tasas de interés estafaron a la humanidad. Ni hablan de formas de evitar que grandes bancos, como el HSBC, sean mega lavanderías de dinero del narcotráfico. Multitudes pierden sus empleos y hogares, pero los candidatos preteden que eso no ocurre, porque ni lo mencionan.
Obama y Romney ganaron. Manejan un presupuesto de campaña astronómico, sobre los $1.000 milllones cada uno para evadir los temas realmente importantes. Viva la democracia.