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El congresista Charlie Rangel le ganó al senador estatal Adriano Espaillat por 990 votos, reteniendo la nominación demócrata del distrito número 13. Según el conteo final oficial, Charlie obtuvo 18,940 y Espaillat 17,950 votos.
Conociendo esos números bien, Espaillat decidió desacreditar a Charlie, acusándolo de “fraude” en los tribunales. Su escudero, el concejal Ydanis Rodríguez acusó a Charlie de hacer lo mismo que George W. Bush hizo en Florida en el 2000.
Esta baratísima estrategia de la manipulación busca promover a Espaillat como “víctima” para que los dominicanos votemos masivamente por él en una próxima contienda. Disputándole a Charlie el escaño congresional de Washington, Espaillat pretende reelegirse como senador estatal, busca dos posiciones simultáneamente. En su microscópico universo Espaillat es “único dominicano”, aquí “no hay nadie más”, sin embargo, tiene una altísima tasa de rechazo entre dominicanos.
Hay110 mil votantes latinos en su distrito, 90 mil son dominicanos. De los 17.000 votos de Espaillat, como siete mil son sus “votos cautivos”, que durante 20 años lo reeligen en Albany. Sus únicas iniciativas importantes, el Northern Manhattan Coalition for Economic Development y la famosa Casa Duarte, colapsaron misteriosamente, perdiendo millones de dólares.
Espaillat resulta la peor inversión política posible, millones de dólares por 10 mil votos, es una tasa de retorno ridículamente baja. El 90 por ciento de los dominicanos lo rechazó, a Espaillat sólo lo apoyaron la derecha neoyorquina, la republicana de Texas y la de República Dominicana con millones de dólares.
Cuando los republicanos del Congreso acusaron a Charlie de tramposo, el presidente Barack Obama lo definió como “honorable”. Ahora Espaillat y Rodríguez, dos “demócratas derechistas”, acusaron a Charlie de tramposo, coincidiendo con los republicanos, mordiendo la mano generosa que los alimentó por mucho tiempo.
Necesitamos un dominicano en Washington, pero Espaillat sería nuestra peor opción.