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Nueva York–Con el pueblo demandando su renuncia el dictador de Egipto, Hosni Mubarak, intentó explicarle al presidente Barack Obama la situación. “Usted no entiende esta parte del mundo. Usted es muy joven y debe aprender que…”
Obama hizo una “mala sangre”, luego una “mala crianza”, colgó el teléfono y proclamó que “el fin de los 30 años de Mubarak debe empezar ahora mismo”.
Sus deseos fueron órdenes y sus órdenes cumplidas, los militares depusieron a Mubarak, profesando “lealtad inquebrantable y obediencia irrestricta” a los $1,300 millones que anualmente envía Washington.
Parecería que “quien paga manda”.
Después depusieron al presidente Mohamed Morsi por intentar islamizar a Egipto. Legalmente se debe suspender la asistencia directa a militares golpistas, pero el Departamento de Estado “decidió que no tenía que decidir” si hubo “golpe de Estado”. El miércoles 14, en pocas horas, los militares mataron a más de 500 seguidores de Morsi.
Obama no suspenderá la “asistencia” porque en realidad Estados Unidos no controla, depende totalmente de los militares egipcios. Mubarak tenía razón, Obama no entendía.
Con una lógica del absurdo para confundir al prójimo, nos convencieron de que “quien paga manda”, pero no es así. Los militares de Egipto acaban de poner patas arriba esa vieja lógica de la dependencia, demostrando que “quien paga no manda” realmente “necesita” a quien está cobrando.
El general retirado James Matris, ex jefe del Comando Central, le explicó a The New York Times por qué Estados Unidos le paga $1,300 millones a los militares egipcios.
“Los necesitamos por el Canal de Suez, para el Tratado de Paz con Israel, necesitamos su espacio aéreo y territorio para operaciones antiterroristas”.
En 2011 Egipto inventó un activismo pacífico y sin líderes que infectó al mundo, hoy reinventa el populismo militar masacrando civiles con “apoyo popular”, ¿retornarán los generales?.