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Nueva York.-Se derrite el hielo de los polos, aumentan los niveles marinos, y el clima cambia. Esas profundas transformaciones planetarias no vienen solas, los sistemas politicos y económicos también cambian.
El presidente Barack Obama, el hombre más poderoso del mundo lamenta no poder salvar a los niños de Siria, ni rescatar a las niñas secuestradas en Nigeria.
El ex presidente Bill Clinton admite que el poder estadounidense se desintegró, vaticina “un mundo con centros de poder difusos”. Un mundo nuevo, donde Estados Unidos ya no toma decisiones unilaterales.
La “Superpotencia” no existe, el poder que concentraba se desintegró, está repartido en diferentes latitudes del planeta.
La “democracia” estadounidense donde 400 familias controlan el poder politico y más riquezas que 160 millones de personas, es insostenible, debe cambiar, si no cambia, se desintegrará.
La progresiva desintegración de Ucrania, como se desintegró Yugoslavia, replanteará el balance del poder político mundial. Esta semana Vladimir Putin viaja a China buscando alianzas, defendiéndose de Estados Unidos y la Unión Europea; y seducirá a los chinos.
Putin tomó Crimea porque la península tiene muchas armas nucleares rusas, y su plataforma marina contiene trillones de dólares en petroleo y gas natural. China garantizará su “seguridad energética” con esa alianza irresistible.
China y Rusia formarían un bloque poderoso, novedoso y prometedor. Buscando alternativas al capitalismo occidental, ambas naciones escogieron el socialismo; Rusia colapsó, se recupera y reorganiza. China se mantiene en una promiscua bisexualidad prostituida, disfruta lo mejor de todos los mundos, siendo república socialista y “amo” del capitalismo mundial.
Chinos y rusos conocen las virtudes y desgracias del capitalismo y el socialismo, podrían combinar lo mejor de ambos sistemas ofreciéndole una tercera alternativa a la humanidad.
Hasta podríamos revertir el cambio climático, mejor soñemos con un final feliz para esta era de la desintegración.