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Nueva York.––Convocaron 20 mil, llegaron mil, pero se quedaron unos 200. Aquel 17 de septiembre un puñado de rebeldes, radicales y anarquistas ocuparon Zuccotti Park, en el bajo Manhattan, iniciando un movimiento de protesta mundial. Demostraron, otra vez, que no son las masas irredentas, sino un grupito de personas comprometidas y decididas quienes cambian el mundo.
En solo dos meses, Occupy Wall Street (OWS) desnudó la injusta distribución de las riquezas, los privilegios y la tributación a nivel mundial.
Aprendimos que el uno por ciento de la población controla la mayoría de las riquezas, mientras nosotros, el 99 por ciento, luchamos por migajas. Los activistas organizaron protestas en las calles mientras la revista Adbusters.org llamó a Ocupar Wall Street. Fue un éxito. Ahora convocan a 50 mil personas para Ocupar Chicago desde el primero de mayo.
Miles llegarán a la Primavera de Chicago, iniciando la “Insurrección de Mayo del 2012” durante 31 “días mágicos”.
Un vendaval de protestas arrasará la nación. Las viejas querellas se juntarán con protestas contra las reuniones de la OTAN y los líderes del G-8. Sobran razones para protestar, la crisis económica y el desempleo se recrudecen aumentando el descontento popular. OWS será el gran río donde desembocarán viejas protestas de activistas contra el SIDA, feministas, pacifistas, ecologistas, homosexuales y otros, aumentando el caudal humano que inundará las calles.
Los indignados estadounidenses demandan democracia directa, participativa, no representativa, corporativa ni financiera. Este año planean grandes acciones directas: huelga nacional y mundial, bloquear el famoso puente Golden Gate de San Fancisco, ocupar un túnel de entrada a Manhattan, ocupar varios puertos y “acampar dentro” de los bancos. Planean detener el capitalismo “aun sea por una hora”.
Terminada la Insurrección de Mayo empezará el Verano del Descontento; las protestas despertarán más entusiasmo que los candidatos presidenciales.