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Una libre, abierta y espontánea coalición de renegados impusieron la reelección de Barack Obama. Le dieron la oportunidad de abandonar la politiquería, convertirse en estadista y construir un legado histórico, se la negaron a Jimmy Carter y a George Bush padre.
Mujeres, gays, lesbianas, bisexuales, transexuales y jóvenes de todas las razas, hombres negros, latinos, asiáticos, los fumadores de marihuana y otros excluídos sociales, reeligieron a Obama.
El 55% de las mujeres, que son el 53% del electorado, votó por Obama, el 90% de las minorías étnicas, que representan el 28% de los votantes, voto por Obama.
El 71% del voto latino, que representan el 10% del electorado fue para Obama.
Las elecciones demostraron que ya el hombre blanco no controla la nación a su antojo. Romney controló el 59% del voto blanco, más que ningún otro candidato, y perdió.
Las elecciones también mostraron que avanzamos hacia la tolerancia y las libertades individuales. Maine, Maryland, Washington y Minnesota, aprobaron por voto popular, no componendas politico-congresionales, el matrimonio gay. Colorado y Washington aprobaron el uso de la marihuana para fines recreativos. Y California, que siempre marca tendencias nacionales, aprobó aumentar los impuestos para financiar la educación pública.
El Congreso quedó básicamente como estaba y la presidencia también, se gastaron unos $6.000 millones en una campaña que nada cambió.
Obama puede reformar el sistema migratorio, los republicanos lo apoyarán, “buscándonos el lado” para conquistar nuestros votos.
La pobreza, como un hongo nuclear, cubre a mujeres y minorías étnicas, aqueellos que votaron por Obama. Hoy somos tan pobres como en los años 60, debido a la bestial acumulación de riquezas de unos pocos. Nuestras pobrezas retrocedieron unos 50 años en el tiempo, esta es una emergencia, Obama evadió el tema en la campaña, desde el gobierno no podrá evadirlo, actuará.