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Nueva York.—Si se produce una “violación sexual legítima”, dice el representante republicano de Missouri, Todd Akin, el cuerpo de la mujer puede “rechazar el esperma” para no quedar embarazada. Las que no “rechacen el esperma” escogen voluntariamente el embarazo y no deben tener derechos a realizarse abortos. Akin, y quienes lo mandan a Washington desde hace varios años como su representante político, creen, están seguros y quieren poner sus creencias en los libros de textos. Para ellos Adan y Eva compartieron la tierra con los dinosaurios.
Quien asegure que Akin es otro lunático ultraderechista sureño esta en lo cierto, pero esa es la parte menos importante de su biografía. Un tipo con esas creencias es líder republicano en el comité de Ciencias Tecnología y el Espacio en la Cámara de Representantes y ahora es candidato a Senador. Ese razonamiento decide nuestro futuro científico-tecnológico, esas opiniones prejurásicas controlarán la convención republicana de Tampa.
El candidato Mitt Romney puso sus huevos en canastas ultraderechistas escogiendo al representante de Wisconsin, Paul Ryan, como su compañero de fórmula. Tan derechista radical es Ryan que George W. Bush le sacó los piés por extremista. Ryan representa los intereses de los hermanos Koch, de Koch Industries, dos multi-billonarios que le dieron a Romney unos $400.0 de los $1.200 millones de su presupuesto de campaña.
Romney se apoya en la más amplia coalición del odio de que se tenga memoria. La derecha cristiana negaba que los mormones fueran cristianos, los católicos también. Ahora descubrieron que el odio que sienten por los homosexuales, lesbianas y transexuales y su rechazo a derechos reproductivos femeninos es superior a sus diferencias “doctrinarias”. Por eso, el ultraderechista cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, bendecirá la convención republicana. Se sienten amenazados, se reagrupan convencidos: Dios los crió y ellos se juntan.